Conducir en la nieve es algo a lo que no estamos acostumbrados en España. A través de estos consejos prácticos podremos salir de algunas situaciones y evitar riesgos. Si quieres saber cómo frenar sobre la nieve o como salir del estacionamiento, este artículo es para ti.

En España no estamos acostumbrados a conducir en la nieve; tan solo contamos con 3 meses al año en los que hay nevadas y además suelen ser en zonas muy específicas. Éste es el principal motivo de nuestra poca práctica ante este elemento en la carretera. Además, veremos algunos errores para evitar ponernos en situación de riesgo innecesariamente.

CONCEPTOS BÁSICOS PARA CONDUCIR EN LA NIEVE

Los tres factores de riesgo que se unen y debemos tener en cuenta para conducir en la nieve son:

• Mala visibilidad: por lo que es primordial encender las luces y señalizar perfectamente nuestra posición (chaleco reflectante, triángulos…) si estamos inmovilizados.
• Baja adherencia: conlleva un riesgo y debemos minimizarlo. La regla fundamental es ampliar el espacio de seguridad, que, si hay nieve o hielo, tendrá que ser más de tres veces la que tendríamos en condiciones normales.
• Temperaturas bajas: cuando hace frío los movimientos son más torpes, ya sea porque llevamos gruesas ropas de abrigo o porque estamos entumecidos. Al coche le pasa lo mismo (sobre todo a los neumáticos que no son de invierno), así que ten paciencia con él.

Otra cosa que debemos tener clara, para tener la mayor precaución posible, es que con las nevadas las condiciones meteorológicas y de la carretera pueden cambiar bruscamente. Ser previsores es esencial para anticiparnos a los posibles problemas. Si no vamos equipados, la temperatura es baja y nieva considerablemente, es mejor buscar un lugar en el que pasar el tiempo de forma segura y cómoda en lugar de arriesgarse a pasar y quedarnos atrapados.

Un error muy común es acostumbrarse a la nieve y acabar asumiendo riesgos que terminen con el coche fuera de la carretera. En los primeros kilómetros con la carretera nevada, somos muy prudentes ya que nos pilla por sorpresa y es algo que desconocemos. Pero según recorremos kilómetros y no pasa nada, bajamos la guardia y subimos la velocidad.

Consejos de conducción en nieve

Una vez explicados los conceptos anteriores, describiremos cómo se deben efectuar las maniobras básicas para conducir en la nieve. La regla principal es que debemos ser extremadamente suaves con el acelerador, el freno, el cambio y el volante.

Cómo iniciar la marcha sobre nieve

Un coche de tracción total no es que tenga más adherencia, sino que cada rueda recibe menos potencia al repartirse ésta entre 4 y no entre 2 ruedas. Nosotros podemos reducir la potencia que llega a las ruedas para evitar que patinen usando marchas largas. En lugar de salir en primera, deberemos iniciar la marcha en segunda sin apenas acelerar y jugando con el embrague para que no se cale el coche.

Si tenemos que salir desde parado, es mucho más fácil hacerlo con las ruedas rectas que giradas. Inicia la marcha con las ruedas rectas y, en cuanto el coche empiece a rodar, vete girando poco a poco. Si giras las ruedas de golpe, lo más seguro es que acabes quedándote parado o incluso que el coche vaya hacia el lado contrario al que giras.

Cómo frenar sobre nieve

Si lo que queremos es reducir la velocidad, lo mejor es hacerlo con mucha suavidad sobre el freno. Hoy en día, con el ABS en casi todos los coches, mantendremos la capacidad de dirigirnos con el volante, pero las distancias de frenado se van a multiplicar hasta por 10. Por eso es vital mantener una distancia de seguridad mayor. Si necesitamos pararnos en la menor distancia posible, es mejor salirse de la rodera por la que circulamos. La nieve que se amontona delante de las ruedas nos frenará más rápidamente.

Cómo conducir en la nieve

Mientras estemos rodando en línea recta, no hay ningún problema sobre la nieve. Lo complicado es tomar una curva, frenar e iniciar la marcha. De lo que se trata entonces es de intentar ir el máximo tiempo posible a una velocidad constante y en una trayectoria lo más rectilínea posible.

Mantener una velocidad uniforme es muy sencillo si seguimos una regla de oro: DEJA DISTANCIA CON EL COCHE DE DELANTE. Si vamos muy pegados, sus cambios de ritmo nos afectarán y nos obligan a frenar más bruscamente. Si el de delante comete un error y se sale de la carretera, podremos anticiparnos y esquivarlo sin dar un volantazo ni un frenazo.

Mantener una línea recta es imposible, ya que las carreteras tienen curvas. Por tanto, lo que debemos hacer es llevar una velocidad uniforme, lo suficientemente baja como para que podamos trazar una curva con la baja adherencia disponible.

No aceleres en las zonas rectas, porque luego tendrás que frenar en las curvas… y eso es un problema y tratar de acelerar al salir de la curva, también. Hay que ser disciplinado, fijar una velocidad segura y mantenerse dentro de ese rango.